Hasta Trudeau es un desastre para el clima. Pero aún hay esperanza.
- Alex Ruelas
- Aug 6, 2017
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Hace poco leí una columna de The Guardian donde Bill McKibben, fundador del movimiento ambientalista 350.org, destruye la imagen que tenía del primer ministro canadiense Justin Trudeau.
En resumen, lo llamó hipócrita. Mientras posa con su cara de galancillo y presume políticas contra el cambio climático, está apoyando la extracción de 173 mil millones de barriles de petróleo en Alberta. Quiere poner tecnología de captura de carbono en sus plantas eléctricas, pero va a vender combustible que equivale al 30 por ciento del presupuesto de carbono del mundo, o sea, la tercera parte de lo que podemos quemar antes de que el clima se vaya al carajo.
El video está ahí. "Ningún país encontraría 173 mil millones de barriles de crudo y los dejaría en el suelo", dijo el muy idiota. Eso es exactamente lo que debería hacer, y lo sabe.
Entiendo, es un político y la política es una porquería. Pero si este tipo, el progresista amigo de planeta que empujó para una meta más ambiciosa del Acuerdo de París, líder de uno de los países más "verdes", está mintiendo ¿qué esperanza queda de que los gobiernos hagan lo necesario para evitar una catástrofe? ¿Son todos los presidentes igual de doblecara?
Puede ser. Y a juzgar por la actitud de Justin, la voluntad política para volvernos sustentables no existe. Sin embargo, las fuerzas a las que en realidad responden los políticos podrían ayudarnos.
Ser sustentable cada vez es mejor negocio. Las energías limpias siguen bajando sus costos y poco a poco las grandes empresas empiezan a entender que no darle en la madre al planeta está en linea con sus intereses. Si el dinero apunta hacia la sustentabilidad, los políticos también lo harán.
La gente sabe que el calentamiento global es muy peligroso. Un estudio de Pew Reaserch Centre, unos chingones para hacer estadística, muestra que la opinión pública global ve el cambio climático como la segunda peor amenaza a su seguridad nacional. La primera es ISIS. Y al menos en las democracias, lo que piensan los votantes importa.
Justin quiere sacar el petróleo para quedar bien con los habitantes de Alberta. Justin dice que apoya la lucha climática para quedar bien con los habitantes del mundo. Sin embargo, aunque son poquitas, aún nos quedan razones para creer que hasta esta clase de payasos van a tener que hacer lo que deben tarde o temprano.
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