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Trump vs el Acuerdo de París

  • Alex Ruelas
  • Dec 7, 2016
  • 4 min read

Desde que Donald Trump ganó las elecciones, hay una pregunta que está en la mente de todos los que creemos que el cambio climático es una amenaza urgente que pone en riesgo al mundo como lo conocemos: ¿Puede este tipo acabar de arruinar el clima del planeta?

Durante su campaña, el presidente electo negó el calentamiento global, lo calificó como un invento de los chinos y prometió desechar todas las políticas ambientales de Barack Obama para favorecer a los combustibles fósiles.

Además, dijo que sacaría a Estados Unidos del histórico Acuerdo de París, un compromiso de prácticamente todas las naciones del mundo para limitar el calentamiento del planeta a 2 grados centígrados y evitar los peores desastres.

En enero, Trump se convertirá en el próximo presidente de Estados Unidos y aunque parece que él solo podría desencadenar una crisis ambiental irreversible, hay varias cosas que considerar.

Dijo que sí quitará restricciones a los combustibles fósiles.

En un lindo video, el presidente electo aseguró que en sus primeros 100 días cumplirá su palabra de eliminar restricciones a todas las formas de combustibles fósiles, incluido el “carbón limpio”, lo que sea que eso signifique.

Lo apoyan los billonarios petroleros.

Conglomerados petroleros colosales como el de los hermanos Koch (se pronuncia “Koj”, por si ocupas), que tienen muchísima influencia en Washington y apoyan con toda su lana a Donald, están al borde del orgasmo ante la posibilidad de volver a operar sin que nadie les ponga pero alguno.

Tiene al congreso de su lado.

Trump no sólo tiene la presidencia, sino a un senado de mayoría republicana que potencialmente podría pasar cualquier locura que proponga. Demás ya designó a escépticos climáticos como Myron Ebell para llevar a cabo la transición gubernamental y empezar a eliminar restricciones medioambientales.

El Acuerdo de París es frágil.

Aunque entró en vigor apenas hace unos días, el Acuerdo de París depende de la buena voluntad de los países signatarios para cumplir con sus promesas y no contempla sanciones explícitas por abandonarlo o simplemente ignorarlo.

Lo apoya una clase media encabronada.

Mucha de la gente que votó por Trump pertenece a una clase media desesperada por mejores trabajos. A ellos poco les importa el clima, lo que quieren es empleo y dinero, sin importar las consecuencias ambientales.

Con todo esto en mente, el panorama no se ve muy lindo. Sin embargo, hay otras fuerzas en movimiento que podrían evitar la catástrofe.

Es una maldita veleta.

Dice una cosa y 15 minutos después dice exactamente lo contrario. Construyó su campaña sobre negación del cambio climático y está incluyendo a tipos peligrosísimos en su gabinete, pero ahora dice que tiene la mente abierta y quiere escuchar propuestas. No hay forma de saber para dónde se va a ir, lo cual lo hacer aún más preocupante.

Con todo esto en mente, el panorama no se ve muy lindo. Sin embargo, hay otras fuerzas en movimiento que podrían evitar la catástrofe.

Obama intenta blindar su legado.

Antes de que ocurra el cambio de administración, Barack Obama y el secretario John Kerry han anunciado medidas que buscan blindar su legado ambiental, tales como un plan para reducir las emisiones de efecto invernadero de EU en 80 por ciento para 2050, así como un programa para prohibir la exploración petrolera en el ártico hasta 2022.

Algunos países han considerado poner impuestos al carbono.

Si Trump se reúsa a reducir emisiones, otros países podrían castigarlo poniendo impuestos a sus importaciones con base en su huella de carbono, y México podría llevar aquí la delantera.

“Una tarifa al carbono contra EU es una opción para nosotros”, dijo Rodolfo Lacy Tamayo, subsecretario de Planeación y Política Ambiental, al New York Times. “Implementaremos cualquier política necesaria para proteger a nuestra gente, nuestro medio ambiente y nuestra industria”. A ver si nuestro ilustre gobierno tiene los pantaloncitos para llevarlo a cabo.

Grandes empresas le harán frente.

Compañías gigantes como Starbucks, Nike, eBay, General Mills, Kellogg Co., L’Oreal, Hilton, Gap Inc. y más, enviaron la semana pasada una carta al buen Donald en la cual le exigen que continúe con las políticas que favorezcan la reducción de emisiones, pues no hacerlo “pondría en riesgo la prosperidad americana”. Podrá Trump tener detrás la lana de las petroleras, pero estos cuates no están precisamente contando centavos.

Ser verde ya es negocio.

Mientras los precios de la energía renovable siguen cayendo alrededor del mundo, enormes inversionistas y actores financieros se unen a la causa. El Banco Mundial está gastando un dineral en energías limpias y titanes como ING y Principles for Responsible Investment, una red de inversionistas que maneja trillones de dólares, están cambiando su estrategia hacia negocios verdes.

La voluntad del mundo está unida contra el cambio climático.

La semana pasada se reunieron en Marrakech, Marruecos, líderes de todo el mundo para reafirmar compromisos y detallar estrategias que les permitan cumplir con las metas de Acuerdo de París. “El acuerdo es irreversible” dijo el presidente francés François Hollande en un mensaje directo a Trump.

Regalaría el liderazgo a China.

Con los gobiernos de casi el planeta entero reunidos con el mismo objetivo, retirarse del Acuerdo de París significaría para EU perder liderazgo mundial. China, cuyos diplomáticos dijeron en Marrakech que están listos para continuar con las políticas con o sin Trump, se están relamiendo los bigotes ante esta posibilidad.

 
 
 

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